Hoy mi hijo mayor se cayó y raspó su rodilla. Llegué a su lado en menos de 5 segundos, para levantarlo, prestarle mi hombro mientras lloraba y darle un abrazo y la seguridad de que todo estaba bien. Interesantemente después de un rato (seguimos jugando) se apartó y se sentó, nada más mirándome… Después de un ratito me acerqué a él para ver qué estaba pasando, y lo encontré con su labio inferior sobresalido y sus ojitos a punto de llorar. Fue ahà que entendà que deseaba más atención y preocupación de me parte hacÃa él… Estuve con él un tiempo más, pero durante el resto del dÃa siguió haciéndonos saber que se habÃa lastimado y que necesitaba atención especial (obviamente mientras no estaba ocupado haciendo otras cosas).
Me pregunto cuántas veces no soy asÃ. Cuántas veces me quedo en mis pequeños rollos, sólo esperando que alguien me tenga lástima y me dé unas palabras de ánimo o simplemente un abrazo. Claro que necesitamos siempre a los demás, pero ¿será que exagero a veces simplemente por buscar más atención, y para que otros me den la razón de sentirme con la autolástima que tengo? Creo que muchas veces lo he hecho. Espero aprender de mi hijo a levantarme y seguir, claro que a veces duele, pero no es para tanto. No se vale quedarse ahogando en el vaso de agua, levantate y sigue adelante.